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Saturday, June 18, 2011

Por que hablas si nadie te escucha?


La belleza de los cóncavos y convexos está en que NADA, absolutamente NADA es cóncavo y convexo a la vez.(Bueno, exceptuemos la cuchara!!!) Están por todo lado. Dondequiera que se mire. Son tan importantes que no me atrevería a descartarlos de mi mundo si me dieran la opción.
En los cóncavos y convexos la poesía permea la línea geométrica que se sujeta y la línea que se acomoda. Un baile de complicidad que se realiza a cada mirada.
Muchos son los ejemplos, pero solo menciono algunos, por pura diversión:
  • ·         El beso
  • ·         El nido y el pájaro
  • ·         La cerradura
  • ·         La mama y la boca del lactante
  • ·         El cono y el helado
  • ·         El anillo y el dedo
  • ·         El pie y el zapato
  • ·         Las piezas de un rompe cabezas
  • ·         EL OÍDO Y EL HABLA!
(hagan el ejercicio, a ver que cóncavos y convexos son importantes y representativos en sus vidas)

Él último es, definitivamente, mi preferido. El oído es cóncavo, el habla es convexa.
Para muchos, apoderarse del oído ajeno genera un placer casi sexual, y con razón. Ahí están los componentes, el silencio vaginal del que escucha, la voz fálica del que irrumpe en palabras, entusiásticamente.
Cuando una persona habla va rompiendo los espacios, ultrapasando las barreras físicas. Los sonidos van cruzando el aire, directos,  certeros, su intención es llenar la cabeza del que escucha, ocupar sus pensamientos y demás…
Pero no hay conexión si el baile de la acomodación no se da. Si el cóncavo no le da espacio al convexo, si el que dice no silencia para escuchar.
Se ha pensado mucho en el arte de hablar. Para desarrollar este arte muchos cursos se han dado, y muchos han pagado y siguen pagando pequeñas fortunas para aprender a pararse frente a otros y hablar lo más prolija y impactantemente posible. Para aprender a invadir los oídos ajenos y garantizar la supervivencia de sus ideas. Pero quizás ya sea tiempo de pensar en otro arte, de igual importancia y gran valor: EL ARTE DE ESCUCHAR. Y permitir que su propia mente sea campo fértil donde la semilla de la empatia y la belleza de la real comunicación puedan fructificar.
Alberto Caeiro dijo: “ No es suficiente tener oídos para escuchar lo que se dice. Es necesario también que haya silencio adentro del alma”.
Lo ideal seria que al escuchar no estuviésemos tan preocupados pensando en lo que vamos a decir en seguida, o muy apurados en decirlo. El resultado de hacerlo mal es que nos vamos igualando en convexidad, todos fálicos en lo que es decir, y ausentes en lo oir. Y si sabemos que no hay utilidad para el convexo sin el cóncavo, para que seguir, ciegamente, hablando?   
Culminamos, entonces, en un mundo de desentendidos, mal comprendidos e inexplicados, a pesar de que todos tengamos siempre algo que decir!

Karol.

2 comments:

  1. debo decir que creo que soy cóncava..jajaj.
    es impresionante tus palabras de poeta...
    sino mira las leseras que pongo yo en mi blog.jajaja...

    deberias en serio escribir un libro..yo te lo compro..aunque no lo lea..XD.jejej..I´m kidding!

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  2. appsss...que foto porno!!..jajaj

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