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Sunday, September 4, 2011

El orden de las cosas altera la vida


Me quito los zapatos para caminar cuando llueve, dijo él, a propósito de la tormenta que se abatió sobre la ciudad. Ella lo escuchó en silencio. Le pareció poético y resonó en su interior como lo haría la Valse Sentimentale de Tchaycovsky en una habitación oscura donde, sentado en un rincón húmedo, estuviera un romántico abandonado.

Y pensando en lo que él dijo ella metaforizó sus propios sueños:

Quitarse los zapatos para sentir la tierra mojada, liberando los dedos de las convenciones, de la oscuridad de las obligaciones, del aprieto que es la necesidad de llevar a cabo la función: Pie vestido es hombre serio. Pie descalzo es niño, es la falta de función.
Se quita los zapatos, pensaba aún , para oxigenar las uñas, mojar la piel, sentir que la tierra se enfría bajo sus pies, pisar una piedra y sonreír con el dolor que el zapato cerrado le impediría sentir, un dolor divertido que sólo recordaba sentir cuando era un niño y caminaba por ahí libre, sin zapatos, documentos o tornillos...
O quizás se sacara los zapatos de los pies para ver el agua dulce, de la lluvia buena, corriendo sobre y entre sus dedos. Para dejar la responsabilidad de ser hombre colgando por un rato de sus manos,  descansando tan tranquilamente en el balance de sus pasos, que si alguien pudiera ver más allá de sus propios ojos, de cerca o de lejos, solo vería alegría balanceándose en un zapato, sin jamás sospechar de la responsabilidad “desobligada” que realmente
estaba allí. Con sus pies desnudos, soñaba ella, él asumiria el suspiro del niño que existía, silente, en su interior, desde mucho tiempo.
Luego esbozó una sonrisa, porque su corazón se alegró de la zapatilla colgando, lejos del pie, cerca de la infancia. Y continuó bosquejando, en la imaginación, los devaneos que lo engrandecían ante sus ojos. Fue cuando él la interrumpió, estirando sus palabras como una cuerda para sacarla de las nubes, donde se había sentado con sus  fantasías coloridas, para explicar: "Es obvio, no soy idiota, me quito los zapatos para no dañar el cuero. "
La explicación de él implosionó la sonrisa de ella en sus orígenes más sinceras y la obligó a la más profunda indiferencia. "Algunas explicaciones son peores que ofensas".
Fue entonces que comprendió que cuando las primeras gotas de lluvia precipitan sobre la tierra, algunas personas, rápidamente, se sacan los zapatos de los pies, pensando en los zapatos mismos y en todo lo que implican. Mientras que otras, aún más rápidamente, sacan los pies de los zapatos, porque creen que los pies todavía valen más...

Pero él nunca lo entendería, aunque ella quisiera explicarle y, sabiendo eso, siguió en silencio, pero ya no sonreía…!

Karol.

1 comment:

  1. Me gustó mucho!! A menudo también hago una explicación profunda de las actitudes cuando en el fondo la otra persona hace lo que hace... por hacerlo.
    Me fascina caminar descalza, aunque tuve que aguantar algunos pinchazos con espinas, burlas de la gente, entre otras cosas. Aun así me sigue gustando, porque vale la pena liberara a los pies de los zapatos.

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